Un incómodo problema veraniego: una insolación, también llamada golpe de calor

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Estamos ya en pleno verano, disfrutando de la montaña, la playa, las terrazas… en definitiva, de nuestro tiempo al aire libre.

Es común que, sin darnos cuenta, nos expongamos demasiado al sol y acabemos con un incómodo problema veraniego: una insolación, también llamada ‘golpe de calor’.

La insolación puede provocar varios síntomas: sed, cansancio, confusión, mareo, náuseas y vómitos, dolor de cabeza… En los casos más graves puede provocar convulsiones, e incluso pérdida de conciencia.

¿Qué podemos hacer? Lo mejor es intentar evitarla: buscando lugares frescos, sombreados; vistiendo ropas claras, bebiendo muchos líquidos durante el día, evitando el esfuerzo físico en las horas centrales del día, cuando hace más calor, evitando dormirnos al sol y refrescando el cuerpo con frecuencia.

Si ya estamos afectados por una insolación, ante todo, debemos retirarnos del calor. Debemos también:

– Tumbarnos y poner las piernas elevadas.
– Tomar líquido.
– Ponernos en un ambiente fresco (si es frente a un ventilador, mejor, es importante bajar la temperatura corporal).
– Aplicarnos compresas frías por la cabeza y el cuello, con cinco partes de agua mezclada con una parte de vinagre de manzana.
– Una ducha con agua tibia también puede ser muy beneficiosa.
– Si hay una zona de piel quemada por el sol, aplicar Aloe vera, bien un trozo de hoja por la parte de la gelatina, bien en forma de gel. También es muy regenerante de la piel la crema de Caléndula.
Feliz verano!

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